Este, el segundo restaurante de Albert Adrià , recibe el nombre de Pakta. En su carta, didáctica y llena de detalles, te explican que Pakta significa unión en Quechua, y en realidad Pakta es mucho más que una unión de dos gastronomías y dos culturas, es la unión del sabor y la técnica; de historias, de países; pero es, a parte, la unión de la sala y la cocina, del servicio y de la calidad, del detalle y de la abundancia.
Una vez decidido el menú, te ofrecen la mejor manera de empezar la experiencia, un cóctel de bienvenida, cómo no, el pisco sour: el tradicional, el de yuzu, y el de jengibre y cilantro. Insaltables los tres, pero -si me permitís la recomendación-, probad el de yuzu: cremoso, espumoso, cítrico, dulce e intenso. Y, tras el cóctel, empieza el festival, con un minifestival en sí: los snacks. Cinco en uno, a cada cual más sorprendente, más saboroso, más nikkei.
Y así, en lo más alto, el menú empieza: un sinfín de platos interesantes, icónicos, renovados, intensos. Un aprendizaje desde el paladar, una motivación para los sentidos y un placer para el estómago, en cada uno de sus colores, salsas, elaboraciones y combinaciones. Lo mejor, la sensación de no poderte quedar con uno de sólo. Los inolvidables, los snacks, el «sanguchito», el anticucho y el tartar. Lo que queda, después: las ganas de volver a por más.
Carrer Lleida, 5 (mapa)
Precio menús: Fujiyama 95 euros, Machu Picchu 125 euros
Horario:Â De Martes a Viernes de 19:00 a 23:00
Sábados 13:00 a 15:00 y de 19:30 a 23:00