Cuando nuestros ancestros tuvieron un excedente de alimentos por primera vez, se hizo necesario el desarrollo de los métodos de conservación. Estos métodos permiten alargar la vida de alimentos de duración corta una vez obtenidos, permitiendo su consumo durante un tiempo más largo. El principal problema es que multitud de microorganismos se desarrollan en los alimentos y los “estropean†a no ser que controlemos ciertos parámetros. Estos parámetros son la temperatura, la humedad, la acidez y el oxígeno ambiental. El control de uno o varios de ellos es la clave de cada uno de los múltiples sistemas de conservación que existen actualmente.
Al final, muchos alimentos elaborados nacen en realidad de la necesidad de conservar, como los embutidos, la salazón, las mermeladas y los quesos. Actualmente podríamos conservar hasta su consumo las frutas del bosque, la carne de la pata de cerdo, los boquerones o la leche de todo el rebaño, aunque por puro placer, seguimos elaborando mermelada de fresa, jamón ibérico, anchoas o queso de rulo de cabra.
[one_third]Ingredientes
20 tartaletas pequeñas (4 cm mà ximo)
100 gr de queso de cabra rulo
50 gr de avellanas
3 cebollas
1 rama de canela
150 gr de azúcar
20 cc agua
2 cucharadas de aceite
Sal
[/one_third][two_third_last]Â Elaboración
En una ollita, ponemos a cocer la cebolla con el azúcar, la rama de canela, un pellizco de sal, y el aceite. Dejamos caramelizar a fuego medio una media hora, añadiendo el agua si vemos que se seca mucho.
Picamos las avellanas salvo un puñado para decorar y las añadimos a la cebolla acabada.
Cortamos el queso de cabra en 20 dados.
Rellenamos las tartaletas con la cebolla, colocamos un trozo de queso sobre cada una y reservamos. Al momento de servir, gratinamos al horno precalentado a 200 ºC dos minutos.
Colocamos en platos, decoramos con cebollino o perejil y servimos caliente.[/two_third_last]
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