Nació en lo que podría haber sido el centro del mundo. La Calle Carders, en el barrio del Born, en la Barcelona activa. Era el nieto de uno de los hombres más respetados del histórico gremio dels Carders, y nacía en el edificio que en su momento había sido la sede de este gremio. Era uno de los hijos orgullosos de la ciudad de Barcelona, la que era posible de alzar una catedral en menos de un siglo, la que había sido (y seguiría siendo en los corazones de sus habitantes) la ciudad para siempre invicta. Hijo de una familia de bien, tuvo la mejor suerte que se podía tener en esa época, y recibió una buena educación, sirvió a su ciudad con honores y trabajos y formó una familia con la mujer que lo había enamorado con una combinación única: huevos, calabaza, perejil y menta. Cuando éste, su plato favorito, estaba en la mesa, siempre repetía riendo: «Hay una cosa innegable: a un hombre se le conquista por el estómago».
[one_third]Ingredientes
6 huevos
Media calabaza (de las largas)
2 cebollas
4 tomates
2 cucharadas de perejil picado
2 cucharadas de menta picada [/one_third]
[two_third_last]Elaboración (adaptada del libro Nuevo arte de cocina de J. Altamiras,1767. Ediciones Simbad, 1984)
Cortar la calabaza a dados pequeños y picar las cebollas bien finas. Sofreír la calabaza junto con las cebollas en una cazuela o paella con una base de aceite, hasta dorar. Cuando estén blandos, añadir la mitad de las hierbas aromáticas y cocer dos minutos. En este punto, precalentar el horno a 190ºC, calor arriba y abajo
Deshacer los huevos batiéndolos con un tenedor. Cortar el tomate a dados y añadirlo a los huevos, juntamente con las hierbas aromáticas restantes. Incorporar la mezcla de cebolla y calabaza, mezclar bien.
Untar unos moldes con mantequilla (abundante) y cubrir con una capa de pan rallado. Verter la mezcla en estos moldes, y cocer en el horno, con calor arriba y abajo, hasta que estén cocidos y bien dorados (unos 18 minutos).
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Muy interesante la receta y su historia, está entre el muffin, el suffle y el puding, además la combinación con la menta es diferente, no la había visto nunca con calabaza.
Toda la razón con la última parte: ¡a los hombres se les conquista por el estómago!