El gazpacho tradicional siempre fue una comida de jornaleros, cuando la gente aún trabajaba el campo, y las jornadas estivales eran durísimas. El sol abrasaba aquellos pobres diablos mientras preparaban la tierra para los cultivos de otoño, segaban cereales o atendían la huerta.
A mediodía, alguien se detenía sigilosamente, y comenzaba el ritual, nuestra particular ceremonia del té: al abrigo de una buena sombra, troceaba todas las verduras y las majaba en un gran mortero, hasta obtener una pasta tosca que aliñaba con aceite y vinagre. Entonces, avisaba al resto de la cuadrilla, se repartían una hogaza de pan, y disfrutaban de su pequeño momento, acompañados de compadres, una bota y un botijo, y tal vez un pedazo de queso o chorizo.
[one_third]Â Ingredientes
4 tomates
1 pepino
½ pimiento rojo
1 cebolla pequeña
500 gr de fresones
1 ajo
750 cc agua mineral
100 cc aceite de oliva
30 cc vinagre blanco
Sal
4 rebanadas de pan de molde
50 gr de queso de cabra
Albahaca fresca
Huevo
Parmesano rallado
[/one_third][two_third_last]Elaboración
Para el gazpacho, ponemos todos los ingredientes del primer grupo en una procesadora y los trituramos finamente.
Colamos por un chino y reservamos bien frío.
Para los picatostes, quitamos la corteza del pan, y cortamos cada rebanada en cuatro cuadrados. Ponemos un pellizco de queso de cabra sobre la mitad de ellos y encima una hoja de albahaca y otro pan. Aplastamos bien, pasamos por huevo batido y por queso rallado.
Freímos en aceite hasta dorar y servimos acompañando el gazpacho con unos trocitos de fresa fresca.[/two_third_last]