Bar Dos palillos

Qué decir de un sitio como el bar dos palillos …., uf, que maravilla!! Te sorprende desde el momento que llegas. Entras al bar, y hay una barra, con una decoración no demasiado asiática aunque tiene su toque, agradable, no en plan estirada y nos reciben muy amables. Pasada la barra, llegas a la cocina, si, si, a la cocina!, ya que a la misma la rodea una barra baja, con sus asientos cómodos, haciendo una semieféra, y dentro está la cocina (bueno, parte de la cocina).

Es un espectáculo para los sentidos, hay una organización muy organizada, cada uno de los cocineros tiene un cometido, y ves como manejan los utensilios, preparan ensaladas imposibles, o miman un emplatado hasta el máximo detalle. Recomiendo el menú dos palillos, hay uno que se llama Festival, pero este es igual solo que incluye algún plato más.

En total son 17 platillos, deliciosos, sugerentes, muy bien presentado, respetando el ingrediente principal, y dando una vuelta a sabores que nunca antes había probado. El mestizaje siempre trae consecuencias mágicas y es lo que pasa al fusionar dos cocinas tan distintas pero que a la vez que se compenetran tan bien.

Recomendamos 100% que vayáis, es ideal para ocasiones especiales, y sí que advertimos que te tiene que apasionar mucho lo japo, y buscar nuevos sabores, solo así podrás apreciar la maravilla de cocina que ofrecen.

Al frente de la cocina está el chef Alber Raurich, discípulo durante muchos años de Ferrán Adriá, y como curiosidad, hay otro Bar dos palillos en Berlín.