Esto es una confesión: ante el mejor de los platos salados, escogería un dulce. Para mí lo dulce es sinónimo de cuidado, de cariño y de detalle, y un dulce es el la guinda de una comida. Es por eso que hoy, en vez de hablar sobre un restaurante, os voy a hablar sobre una pastelería, un taller de obras de arte dulces: Bubó.
Y estando en el Born, tengo la suerte de tenerlo a un tiro de piedra. Empecé una costumbre hace años ya de acercarme a Bubó a por un macaron (los tienen a un euro) cada vez que estaba cerca (y no tan cerca) del barrio, y ahora, habiéndolos probado todos, me acerco a su tienda cada vez que me apetece un postre, un dulce, un montaje y presentación perfectos. Pues bien, aquí va mi merienda del miércoles pasado, dos individuales con copa de cava. Escogimos un Guanaja y un  Sacher de frambuesa, pero el Xabina (con merecidísimo premio al mejor pastel de chocolate del Campeonato del Mundo de 2005) y el Namelaka son unos de mis indiscutiblemente favoritos, me muero de ganas de probar algún día el big mac-aron (con un nombre genial) y otros como el ópera o el éclair de fresa son otras maravillas. Ay, y si se es fan de los croissants, los suyos merecen la prueba!
Uno de los templos del perfeccionismo en la presentación, esta pastelería de Carles Mampel es uno de mis lugares favoritos para compartir meriendas, dulces e increíbles momentos.
Caputxes, 10 (Barcelona)Â (Ver Mapa)
Precio medio (pastel individual): 4 €
Precio promoción (individual+copa de cava): 5,75 €
Horario:Â De Lunes a Domingos de 10:00h a 21:00h